El ritmo de los cambios tecnológicos es abrumador. Actualmente, se puede crear texto, imágenes y música de calidad con IA a partir de instrucciones sencillas. Los viajes por el espacio ya no son exclusivos de las agencias gubernamentales y cada vez hay más empresas privadas como SpaceX. Incluso se pueden modificar los genes con la tecnología CRISPR para tratar enfermedades como la anemia falciforme.
Vista la rapidez con que se producen estos cambios, es muy importante preparar a nuestros hijos para que puedan afrontar el cambio en el futuro. Según Rose Luckin, profesora británica experta en IA, una opción es sencillamente «mejorar su capacidad de aprendizaje» dándoles confianza y enseñándoles a ser curiosos para poder aprender y adaptarse.
Como profesionales de la educación general, dedicamos tres años a investigar las características del buen aprendizaje. Entrevistamos a cerca de 100 estudiantes además de a padres, profesores, científicos, psicólogos y académicos, para determinar cómo aprenden mejor nuestros hijos y qué se lo impide. Describimos en profundidad nuestros hallazgos en The Disengaged Teen, aunque podemos resumir los tres más importantes:
1. El interés es la clave del éxito. Permite predecir los logros, la felicidad y la resiliencia mejor que las notas.
2. No debe minusvalorarse la influencia de los padres. Los padres podemos influir significativamente en el interés de nuestros hijos por las clases. Entender los que denominamos «cuatro modos de aprendizaje» puede ayudarnos a conseguir el apoyo que necesita nuestra familia.
3. The right environment helps kids explore and be curious. Recognising where kids are in their own learning journey helps us prevent them from getting stuck and encourages more moments of exploration. Un entorno adecuado ayuda a nuestros hijos a explorar y ser curiosos. Saber en
qué fase de su propio aprendizaje se encuentran puede ayudarnos a evitar que se queden estancados y a propiciar oportunidades de exploración.
La motivación y el interés que nuestros hijos tienen en la escuela no siempre son evidentes para los adultos, aunque podemos entenderlos mejor si categorizamos el aprendizaje en cuatro modos:
El mejor modo de aprendizaje es el de «explorador», ya que nuestros hijos toman la iniciativa, se ponen objetivos significativos y reúnen lo que necesitan para alcanzarlos. Para ayudar a que se mantengan el máximo tiempo posible en este modo, tanto padres como profesores tenemos que crear oportunidades para ello.
Una opción es enseñarles competencias que les permitan «aprender a aprender» o metacognitivas, un campo que lidera Nord Anglia Education en colaboración con el Boston College, y que conlleva tres procesos clave:
Autoconsciencia: ¿está prestando atención? ¿Sueña despierto? ¿Se siente confuso o abrumado? «Se trata de conocerse a sí mismo como estudiante, establecer objetivos y conocer las estrategias que mejorarán su pensamiento», afirma la Dra. Kate Erricker, jefa del grupo de investigación educativa en Nord Anglia Education.
Regulación: poder adaptar la estrategia si el aprendizaje es complicado. Consiste en poder hacer cambios, por ejemplo haciendo un resumen si se atraganta un escrito o dividiendo un problema en distintos pasos. «La regulación consiste en saber qué hacer en nuestro aprendizaje y cuándo hacerlo», dice Erricker.
Transferencia: «consiste en aplicar la capacidad de resolución de problemas y los conocimientos que muestras en clase en situaciones del mundo real», añade Erricker.
Si saben «aprender a aprender», los niños exploran más y evitan entrar en el ciclo de la procrastinación (estresarse por una tarea, retrasarla y estresarse aún más a medida que se acerca el momento de hacerla).
El papel de los padres es muy importante, básicamente mediante la forma en que hablamos a nuestros hijos. Los estudios demuestras que la forma en la que hablamos a nuestros hijos afecta a su aprendizaje y al desarrollo del cerebro. He aquí algunas estrategias para mejorar la conversación con los adolescentes:
1. Menos órdenes y más conversación: los adolescentes merecen respeto y también necesitan ayuda, no solo recibir órdenes como «haz los deberes». En vez de ello, el tono debe ser el de una conversación que invite al diálogo, con preguntas como «¿qué tal te va en química, te cuesta algo?» o «¿cómo quieres organizarte para hacer los deberes?».
2. Menos consejos y más consultas: en vez de ofrecer soluciones para sacar a nuestros hijos del apuro de encontrar una respuesta, podemos hacerles preguntas que fomenten la resolución de problemas. Podemos hacer preguntas como «¿por qué crees eso?» o «¿de qué otro modo podrías solucionarlo?».
3. Menos control y más interés por ellos: hacer comentarios acerca del maquillaje de un influencer o saber trucos del Zelda: Breath of the Wild puede parecer algo trivial, pero es importante conocer su mundo. Tenemos que preguntarles por sus intereses, amigos, clases o cómo les va el día; no se trata de saber cómo les van las notas, sino mostrar interés de verdad por ellos.
4. Menos hincapié en el problema y más en lo personal: en vez de criticar su comportamiento, podemos centrarnos en lo que necesitan para alcanzar su objetivo. En vez de decirle «no te centras en nada», podemos comentar «parece que te has atascado, ¿qué podría ayudarte?». No decir «eres mal estudiante» y preguntar «¿qué necesitas? ¿Un tutor en línea? ¿Un amigo para estudiar?».
Muchos padres pueden arquear las cejas y pensar «no, no voy a tolerar la holgazanería». Ahora, hágamonos una pregunta: ¿cuándo nos han motivado los agobios y las exigencias? El cerebro de los adolescentes se activa cuando se les incita a colaborar y explorar. A veces solo tenemos que encontrar formas de que lo hagan mediante nuestro interés y no por medio de órdenes.
Si ayudamos a que pasen tiempo en «modo explorador», no solo serán más felices, también más productivos. Fomentando su curiosidad y su interés con competencias metacognitivas podemos conseguir que nuestros hijos prosperen en esta época de continuos cambios. En última instancia, serán mejores estudiantes y tendrán más confianza, capacidad y éxito.
Más información sobre la investigación en metacognición de Nord Anglia Education.
Jenny Anderson es una premiada periodista, escritora y ponente con más de 25 años de experiencia. Sus trabajos se han publicado en algunos de los medios más importantes del mundo, como The New York Times, donde trabajó durante 10 años, TIME, The Atlantic, The Wall Street Journal y Quartz. Puede seguirla en su boletín de noticias gratuito: How to Be Brave.
Rebecca Winthrop es una reconocida autoridad mundial en educación. Es directora del Center for Universal Education en Brookings y profesora adjunta en la Georgetown University. Es una asesora y ponente muy valorada por redes de padres, directores de centros educativos, la Casa Blanda, las Naciones Unidas y empresas del índice Fortune 500.
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